El duelo es el proceso de adaptación ante la pérdida de algo y/o alguien querido 🡪 Cumple una función adaptativa pero a su vez, supone un acontecimiento vital estresante. Es un proceso emocional, psicológico y espiritual que transforma a la persona rota. Generalmente pensamos que el duelo es perdida por fallecimiento, Sin embargo, esta pérdida puede ser:

Fases del duelo
- Negación 🡪 “no, yo no, no puede ser verdad”. Esta primera etapa nos ayuda a sobrevivir la pérdida. Es habitual que en ella la vida deje de tener sentido, que neguemos los hechos. Sin embargo, la negación nos ayuda a dosificar el dolor de la pérdida. Estos sentimientos son importantes ya que son nuestros mecanismos de protección. Es la forma en la que la naturaleza tiene de dejar entrar únicamente lo que somos capaces de soportar.
- Ira 🡪“¿por qué yo? En esta etapa, la ira puede manifestarse de distintas formas: contra ese ser querido por no haberse quedado, contra nosotros mismos, contra el sistema de salud… es una reacción natural a la injusticia de la pérdida. Asimismo, es una etapa necesaria del proceso curativo. A menudo la elegimos para evitar los sentimientos y emociones más profundos hasta estar preparados para hacerle frente.
- Negociación o pacto 🡪 Es común que en esta etapa estén presentes los “ojala.”, ¿y si?”. Además, suele ir acompañada de la culpa, tendemos a pensar en todo lo que se podría haber hecho y no se hizo. Nos quedamos anclados en el pasado, intentando pactar la forma de librarnos de ese dolor.
- Depresión 🡪 “tristeza, sensación de pérdida”. En esta fase la atención suele dirigirse al presente. Es habitual la sensación de vacío, el duelo entra a un nivel más profundo. Cuando estamos experimentando el duelo vivimos una situación depresiva, y la depresión es una respuesta normal y adecuada. Es entonces cuando debemos aceptar la tristeza como un paso apropiado y natural de la pérdida pero no debemos permitir que se descontrole. Nos obliga a reconstruirnos de nuevo desde la nada. Es importante permitirse sentir esa tristeza porque una vez que nos permitamos experimentarla, desaparecerá en el momento en que haya cumplido su misión.
- Aceptación 🡪 “descanso final antes del largo viaje” . La gente acostumbra a confundir aceptar con estar de acuerdo o que te guste lo que ha pasado. Nada más lejos, se acepta la realidad de que esa persona se ha ido y se asume que es la realidad permanente. No se trata de olvidar, se trata de aprender a vivir con dicha pérdida. Empezamos el proceso de reintegración en el que recomponemos las piezas que se han fragmentado.
¿Cómo lidiar con ello?
El sufrimiento por una pérdida, una ruptura o similar, hay que vivirlo y pasarlo, aun así podemos tratar de hacer algunas cosas para intentar hacerlo más ameno:
- Permítete sentir ese dolor, la pena esta ahí y debe ser procesada. No debemos tratar de negarlo. Tenemos que tener presente que acabará pasando, pero para ello, también hay que vivirlo. La depresión normal es la tristeza que sentimos, “el resfriado común de las enfermedades mentales”.
- Puede ayudarte hablar con personas que han pasado o están viviendo situaciones similares a la tuya, puedes sentirte más apoyado y comprendido.
- Es importante al mismo tiempo, no olvidarse de uno mismo 🡪 practicar el autocuidado. Para ello intenta buscar algunos momentos para ti: haz cosas que te gusten (hacer ejercicio, pasear, date un baño relajado, escuchar música…)
- Apóyate en tu familia y amigos tanto si es para desahogo emocional como si es para hacer algún plan.
- Escribe para facilitar el contacto con tus emociones.
No existe una forma concreta, ni tampoco un tiempo estimado para superarlo. No te presiones ni te culpes. Y recuerda: la curación consiste en recordar, recomponerse y reorganizarse.
