El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno que afecta entre un 1 y un 4% de la población mundial, tanto niños como adultos, y se caracteriza por unos síntomas persistentes que resultan muy incapacitantes para la persona interfiriendo sobremanera en su vida diaria. La OMS coloca el TOC como uno de los trastornos más incapacitantes.
Este trastorno se puede tratar haciendo que los síntomas se puedan reducir, pero por lo general su curso es crónico.
Los pensamientos obsesivos son ideas, imágenes o impulsos que irrumpen una y otra vez en la mente del paciente y de los cuáles no puede deshacerse fácilmente. Por otro lado, las compulsiones son aquellos actos también llamados rituales que hace el paciente tras el pensamiento obsesivo, el paciente los realiza y su ansiedad antes los pensamientos se reduce a corto plazo, pero a largo plazo no son eficaces.
Las obsesiones suelen versar sobre temas como: contaminación, orden y simetría, comprobaciones excesivas, pensamientos relacionados con la religión y el pecado… pero existen muchos más, por eso, aunque existan tratamientos específicos es importante evaluar cada caso de forma individual.
El TOC se destaca actualmente en los jóvenes como una afección grave emergente. Si no se reconoce y se trata a tiempo, el TOC en la infancia y la adolescencia puede convertirse en una enfermedad crónica, causando fuerte deterioro en una variedad de dominios de funcionamiento, incluyendo la vida familiar, las relaciones interpersonales y el rendimiento escolar.
En general el TOC en los niños y adolescentes es más difícil de diagnosticar, ya que podemos no distinguir las conductas compulsivas y las obsesiones de comportamientos normales entre los niños. Podemos confundirlos con simples manías o hábitos que integran en sus rutinas. Además, los niños a menudo no son conscientes de las obsesiones y no saben explicar lo que les genera malestar, por otro lado, los adolescentes con frecuencia tratan de ocultar sus síntomas por vergüenza, lo que hace que el diagnóstico se retrase, así como su tratamiento.
Normalmente las compulsiones suelen:
- Estar precedidas por una obsesión.
- Estar asociadas con el alivio de la ansiedad.
- Ser egodistónicas.
En cuanto a los tratamientos para este trastorno se observa que la mejor opción es la combinación de Terapia Cognitivo Conductual con el uso de fármacos que sean inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Existe cierto consenso en que la terapia psicológica ofrece mayores beneficios a corto plazo en los casos leves.
Uno de los tratamientos más comunes para el TOC siguiendo un enfoque cognitivo conductual es la Exposición con prevención de Respuesta. Implica que el paciente se enfrente de forma gradual a las situaciones que teme por medio de una exposición para finalmente evitar la realización de las compulsiones. Las ventajas que se han encontrado sobre otras técnicas son debido a la realización de los siguientes pasos:
- El establecimiento de metas y objetivos terapéuticos de manera conjunta.
- Explicación de qué consiste el trastorno.
- Entrenamiento en respiración y relajación para que el sujeto se pueda exponer a los estímulos de forma gradual.
- Información de la realización de la jerarquía.
- Valoración de las dificultades que van apareciendo y reforzamiento de los logros alcanzados.
- Utilización de las técnicas cognitivas.
En caso de que consideres que puedes estar padeciendo un trastorno de este tipo, no dudes en pedir ayuda, un psicólogo puede ayudarte a detectar y manejar estos síntomas.