Las enfermedades psicosomáticas reflejan la poderosa conexión entre mente y cuerpo: lo que sentimos influye directamente en nuestro bienestar físico. En este artículo, escrito por nuestra psicóloga Andrea del Moral, exploramos cómo el estrés y las emociones pueden afectar la salud corporal y cómo mantener una «mente sana, cuerpo sano.»
Las emociones provocan algunas reacciones físicas que nos resulta fácil detectar
Que nuestro corazón se acelere cuando nos asustamos con una película de terror, que nos suden las manos cuando vamos hablar en público… Sin embargo, nos resulta más difícil aceptar que nuestros pensamientos o nuestras emociones nos produzcan un dolor físico como una úlcera estomacal.
Desde tiempos antiguos, sabemos que existe una conexión entre cuerpo y mente. Ambas partes se encuentran relacionadas y se influyen la una a la otra. Somos conscientes que cuando nos encontramos mal físicamente (por ejemplo, tenemos un resfriado) esto nos hace sentirnos tristes o preocupados. Es decir, nuestro dolor físico influye sobre nuestro estado emocional. ¿Pero qué ocurre cuando nuestro estado emocional influye sobre el estado físico?
¿Qué son las enfermedades psicosomáticas?
Una enfermedad psicosomática se caracteriza por unos síntomas físicos cuyas causas se deben a procesos emocionales, es decir, son manifestaciones físicas del dolor mental. De igual modo, un dolor físico puede provocar y reforzar determinados problemas psicológicos como la depresión o la ansiedad, es decir, esto puede ocurrir de forma inversa.
Tanto es así, que nuestras emociones influyen sobre nuestro sistema inmunológico. Es posible que si nos encontramos ante una situación complicada, como un conflicto familiar, seamos más susceptibles a una gripe o un resfriado ya que estos aparecen cuando nuestro sistema inmunológico está debilitado.
Pero ¿Qué es realmente lo que nos hace enfermar?: Una deficiente gestión emocional.
Las emociones y su relación con nuestro cuerpo.
Es importante remontarnos a la función que cumplen las emociones en los seres vivos.
Las emociones permiten adaptarnos a lo que nos rodea. Son un mecanismo de supervivencia que nos indican motivaciones, estados internos personales, deseos, necesidades o incluso objetivos. Y éstas nos informan a través de ese gran altavoz que es nuestro cuerpo.
Cuando no prestamos atención a nuestras emociones éstas “buscan una salida” y para ello utilizan nuestro cuerpo. Muchas dolencias se deben a que en ocasiones reprimimos o ignoramos ciertos sentimientos como mecanismo de defensa. A veces pensamos que no hablar de un problema o no pensar en ello hará que no nos afecte, pero esto no quiere decir que lo tengamos superado o resuelto, sino que se encuentra reprimido en nuestro inconsciente. Y éste buscará una salida.
Es importante aceptar nuestras emociones y permitir a nuestro cuerpo expresarlas de forma saludable. Podemos aprender a escuchar las señales corporales y trabajar en nuestra regulación emocional. Tu cuerpo te está avisando de que algo dentro de ti no va bien, por ello es importante escucharlo.
Por ejemplo, en periodos de gran estrés la tensión puede acumularse en los hombros y cuello, si sumamos pensamientos recurrentes como “no podré hacerlo” o “debería hacer esto otro” podemos incrementar nuestros niveles de ansiedad que a su vez buscará una salida en forma de dolor de cabeza u otro problema.
Enfermedades y síntomas psicosomáticos
Existen diferentes síntomas y enfermedades físicas que surgen a partir de factores psicológicos. Algunos de los síntomas psicosomáticos que podemos encontrar son:
- Dolores de cabeza
- Dolores de espalda
- Mareos
- Molestias digestivas
- Dificultad respiratoria
- Taquicardia
- Molestias en articulaciones y musculatura
- Fatiga
Y algunos de los trastornos psicosomáticos más representativos son:
- Trastornos cutáneos: acné, dermatitis, eczemas, urticaria, alopecia…
- Trastornos respiratorios: asma bronquial, hiperventilación…
- Sistema inmunitario: cáncer, enfermedades infecciosas, alergias…
- Trastornos cardiovasculares: enfermedad coronaria, taquicardia, arritmia, hipertensión, infarto…
- Trastornos gastrointestinales: gastritis crónica, úlcera, colitis ulcerosa, estreñimiento, colon irritable…
- Dolor crónico: cefalea, migraña, artritis reumatoide…
- Trastornos osteomusculares: tortícolis, lumbalgia, cefaleas tensionales…
En terapia nuestro objetivo es proporcionar herramientas para la identificación de las diferentes emociones que generan todos estos trastornos, ayudar a observar lo que está ocurriendo y pasar a un lenguaje emocional todo aquello que se está expresando a través de lo físico. Ante una posible enfermedad psicosomática o dolor físico, es conveniente que valoremos todos los posibles factores que pudieran estar afectándonos: Físicos, psicológicos e incluso sociales.
Si crees que estas somatizando alguna emoción, si tienes alguna dolencia que no puedas relacionar con una causa física, si quieres aprender a gestionar tus emociones o te encuentras en una situación de vulnerabilidad, no dudes en ponerte en contacto con nosotros en el 918 261 784. Desde la Asociación Nacional de Psicólogos en Acción en España estamos encantados de ayudarte.
Fuentes
O’Sulliva, S. (2016). Todo está en tu cabeza. Barcelona: Ariel.
Zori Buitrago, C. (2013). Psicosomática y relación. Psychosomatique relationnelle, 1(1), 19-22.
Baeza, C.,Bulbena, A., Fénétrier, C. & Gély M. C. (diciembre 11). Trastornos psicosomáticos y su relación con alexitimia, ansiedad, depresión y demanda de ayuda psicológica. Psicología y Salud, 21 (2), 227-237.