Mi niño miente ¿y el tuyo?
Las 8 claves para afrontarlo
¿Has pillado a tu hijo/a en alguna mentira ? ¿No sabes por qué ocurre esto? Desde ANPSA queremos ofrecerte una explicación y algunas pautas para poder sobrellevar estas situaciones que pueden presentarse con los/as más pequeños/as de la casa.
Se considera que la edad de comienzo de la aparición de mentiras ronda los 3 años aproximadamente. Normalmente es algo chocante para los padres y las madres, ya que se convierte en un punto en el que los adultos pierden cierto control sobre los/as hijos/as y los/as menores ganan cierta intimidad.
Estamos acostumbrados a escuchar la frase “ los niños siempre dicen la verdad ”, y por eso cuando empiezan a aparecer mentiras puede sorprendernos. Cuando esto ocurra, hay que darse cuenta de que los los/as adultos/as también mentimos por diversos motivos que explicaremos más adelante.

1. Motivos por los que aparecen las mentiras
Al igual que en las personas adultas, en los/as niños/as hay diferentes motivos que pueden provocar que se cuente una mentira.
- Evitar castigos : en algunas ocasiones las mentiras aparecen cuando son conscientes de que han hecho algo mal y que ello puede ir seguido de un castigo, por lo que buscan alguna excusa para intentar salir ilesos de la situación.
- Conseguir premios : hay momentos en los que creen que contar algo que no es cierto, como pueden ser por ejemplo situaciones referidas al ámbito escolar o social, les va a proporcionar algún premio o algún reforzamiento por parte de los adultos o los iguales.
- Exceso de exigencia : relacionado con el motivo anterior, está la opción de que el/la niño/a se sienta presionado o perciba exigencia por parte de los padres y por ello tenga cierto temor a comunicar, por ejemplo, una mala calificación académica.
- La imaginación : algunos estudios comentan que, aunque los niños suelen empezar a contar mentiras a los 3 años aproximadamente, hasta los 5 en muchas ocasiones esto está siendo influido por la gran imaginación que se tiene en estas edades y la capacidad de invención de historias fantasiosas.
- Proteger a los iguales: según van creciendo, llega un momento en el que los/as menores relatan alguna mentira en busca de “salvar” o proteger a alguno de sus iguales, fortaleciendo así la relación que haya entre ellos.
- Evitar situaciones difíciles: esto es un ejemplo que suele repetirse bastante, con excusas como “me duele la tripa”, “no me encuentro bien”. El problema en estos casos es cuando se vuelve como algo recurrente, algo que suele pasar con objeto de evitar ir a la escuela.
- Búsqueda de atención : esto puede ejemplificarse también con el caso anterior, donde inventar una dolencia conlleva la atención del adulto y utilizan la mentira como medio para conseguirlo. ´
2. Truquitos para detectarlas
- Lenguaje verbal : cuando se cuenta una mentira, suelen surgir contradicciones, falta de espontaneidad, o falta de coherencia en general. A pesar de esto, explicaremos después que es importante no hacer preguntas trampa con el fin de demostrar la mentira.
- Lenguaje no verbal: cualquier persona (o casi cualquiera), tenga la edad que tenga, siente cierto nerviosismo cuando está contando una mentira. Por ello, es importante que nos fijemos en cómo se comporta, si le entra la risa, se enrojece, esquiva la mirada, le sudan las manos, o se pone nervioso/a en general.
3 . Cómo frenar esta situación: las 8 claves
- Hablar, hablar y hablar : la principal forma de solucionar los conflictos, tanto entre adultos/as como con nuestros/as hijos/as debería ser dialogar e intentar descubrir por qué está ocurriendo esto. Es decir, que el objetivo principal es averiguar cuál es el motivo de que nuestro/a pequeño/a esté mintiendo. Así conseguiremos tanto fortalecer el vínculo entre ambos como descartar que se haya producido algún malentendido. Tengamos en cuenta que si no le explicamos por qué está mal mentir, no van a entender qué está ocurriendo.
- Dar una oportunidad : otra acción que resultará positiva tanto para el/la niño/a como para la relación, será darle la oportunidad de que cuente la verdad, actuando con calma y cercanía para que se sienta protegido/a y no atacado/a.
- No hacer preguntas trampa : con el fin también de reforzar la relación con el/la menor y crear un clima de confianza, debemos intentar no hacer preguntas a las que sabemos que nos van a responder con una mentira para, por ejemplo, evitar un castigo. Si sabemos que no ha hecho los deberes, y que eso puede ser un motivo de castigo, intentemos cambiar el “¿has hecho los deberes?” por un “veo que no has hecho los deberes, ¿qué ha pasado?”
- No gritar : aunque a veces es difícil, hay que intentar no enfadarse ni actuar con ira en estos casos, ya que no por contarlo más alto, se va a entender mejor el mensaje que queramos transmitir, y podemos perder ese vínculo que estamos intentando fomentar.
- Castigo vs. Reforzamiento positivo : es cierto que hay situaciones en las que nos dejamos llevar por los sentimientos de enfado que nos puedan provocar las situaciones en las que nos estén mintiendo, pero debemos intentar controlar este primer impulso. Es importante que identifiquen cuándo están haciendo las cosas mal, como es el caso de contar una mentira, pero si aplicamos algún castigo (retirada de algo que le guste), debe ser proporcional a la conducta realizada y seguido de esta (no podemos castigarlos cuando haya pasado una semana y pretender que asocien el castigo a la mentira). Aun así, muchas veces nos olvidamos de la importancia de resaltar también los aspectos positivos y reforzarlos aquellos momentos en los que, por ejemplo, se den cuenta y pidan perdón.
- Enseñanza : es importante explicarles por qué no deben mentir, teniendo en cuenta que hay que hacerlo de una forma comprensible para la edad de cada menor. Para este punto nos podemos ayudar de recursos como cuentos o películas. Por ejemplo, el cuento de “Pedro y las ovejas”.
- Dar ejemplo : como comentaba al principio, nosotros/as somos las primeras personas que mentimos en algunas situaciones durante la vida. Cuando se trate de alguna pregunta que nos realicen los/as menores y no sepamos cuál es la respuesta, debemos evitar dar una contestación que no sea cierta y, por el contrario, reconocerlo o responder cosas como “ahora mismo no lo sé, pero lo buscaremos juntos”.
- No reforzarlo : en muchas ocasiones, hay actitudes que tienen los/as menores que nos pueden parecer graciosas y el hecho de reírnos va a fomentar que esta conducta de mentir se repita en el futuro, ya que se relacionará con atención por parte de los/as adultos.
Si estás viviendo una situación conflictiva con tu pequeño/a y no sabes cómo cambiarla, desde ANPSA podemos ayudarte con pequeñas pautas que harán más fácil el día a día. Ponte en contactos con nosotros en llamando al 918 26 17 84.