Es posible que, como padre o madre, te hayas preguntado alguna vez:
¿por qué mis hijos se pasan tanto rato jugando con videojuegos?
¿Es beneficioso?
¿Has sentido alguna vez una distancia a la hora de comprender esta afición?
Quizás, uno de los factores fundamentales es el entretenimiento. Los videojuegos son, por lo general, un medio interactivo sumamente atractivo y con muchísimas posibilidades. Hay tantos géneros distintos, tantos matices, que daría para un artículo propio. Quizás este puede ser el primer punto para reducir la distancia en ese abismo entre tus hijos y tú: ¿a qué juega realmente mi hijo? ¿Cuál es el objetivo? ¿Por qué le entretiene? Mostrar interés por los videojuegos de tus hijos y esforzarte por compartir el mundo de los videojuegos puede ser la mejor manera para comprender mejor qué es lo que tanto les atrae, a valorar sus aspectos positivos y negativos, a mantener criterios adecuados a la hora de comprarlos y, en definitiva, a mejorar la satisfacción y la comunicación en el entorno familiar.
A día de hoy, los estudios aportan un poco más de claridad sobre los beneficios que puede reportar el uso de videojuegos. Estos van desde la estimulación de ciertas estructuras cerebrales, que se relacionan con la mejoría de capacidades cognitivas como la inteligencia, la toma de decisiones, el tiempo de reacción, la búsqueda visual, la habilidad multitarea o el procesamiento de la información; además de fomentar habilidades psicológicas como la concentración, la motivación, la autorregulación o las habilidades sociales. Y no sólo pueden obtener beneficios individuales, sino que los videojuegos también pueden promover el desarrollo del trabajo en equipo, el compromiso, la comunicación, la cooperación, el respeto por las normas o la disciplina y la autosuperación.
Y, claro, visto esto, los videojuegos pueden parecer todo beneficios y ventajas. No puede ser, tiene que haber algún tipo de riesgo, ¿no es cierto?
Bien, vayamos por partes. En efecto, no es oro todo lo que reluce. Es fundamental encontrar un equilibrio entre las horas de uso puesto que, jugar de forma irresponsable, es decir, en exceso podría crear cierta dependencia psicológica, además de emplearse como evasión de sus tareas y problemas en la vida. Si esto le puede suceder a los adultos, es importante entender la vulnerabilidad a la que puede exponer a los más pequeños.
Además, dedicar demasiado tiempo a los videojuegos puede acarrear problemas tanto físicos, como dolores de espalda o molestias oculares, como problemas de rendimiento escolar, pérdida de amigos o problemas familiares. Si los videojuegos acaparan el tiempo destinado a otras responsabilidades o actividades en general, es más que probable que estos problemas aparecerán a corto o medio plazo.
Ahora bien, visto que puede haber características tanto positivas como negativas para los pequeños, uno se puede plantear, ¿y cómo consigo que mi hijo desarrolle actitudes hacia los videojuegos que puedan favorecer su desarrollo? ¿Cómo evito los riesgos?
Lo fundamental es entender que el tiempo libre es una oportunidad de aprendizaje vital que potencia el adecuado desarrollo de los menores. Y, por lo tanto, su buena gestión debe incluir actividades diversas, como pueden ser practicar un deporte, realizar actividades en la naturaleza y/o familiares, pasar tiempo con los amigos, participar o presenciar eventos culturales, etc. Al final, consiste en comprender que los videojuegos son una buena forma de emplear el tiempo libre, siempre y cuando no sea la única.
Por lo tanto, ¿Qué clase de pautas se pueden seguir para que tus hijos desarrollen una buena relación con los videojuegos, sin que éstos lleguen a absorber otras áreas de su vida?
- Muchos videojuegos están diseñados de manera que se hagan más interesantes cuanto más se juegan, y una vez se alcanza un objetivo, enseguida se muestra el siguiente. Enseña a tus hijos a decidir el tiempo que van a jugar, quizás con alguna ayuda, como puede ser el empleo de un sistema de aviso o el establecimiento de un tiempo fijo de juego. Es recomendable no emplear más de 2 horas diarias, en combinación con un buen horario de sueño y al menos 1 hora de ejercicio diario.
- Presta atención a cómo diversifican el tiempo tus hijos. Comprueba que los videojuegos no ocupen todo su tiempo libre y anímalos a realizar otro tipo de actividades que también les resulten divertidas (como podría ser compartir su tiempo de ocio con los amigos o racticar algún deporte o actividad extraescolar. que disfrute). Es importante entender que le buen uso del tiempo libre es un factor de protección frente a adicciones.
- No uses los videojuegos como recompensa o castigo, ya que se le puede otorgar más valor del que tienen. Es preferible que los castigos se relacionen con la falta cometida, al igual que las recompensas.
- Enséñales a jugar de forma sana, como método de prevención de posibles problemas físicos. Que tus hijos aprendan a jugar de forma adecuada, y el tiempo preciso, puede evitar problemas físicos como dolores de espalda por adoptar malas posturas, dolores musculares por una excesiva tensión en las manos, además de problemas de visión por jugar demasiado cerca de la pantalla o por jugar con la habitación a oscuras.
- Observa las reacciones de tus hijos. Si observas que se ponen nerviosos o agresivos con algún juego, lo más recomendable es hacerles parar. Intenta que descansen y se relajen realizando otra actividad. Es preferible que reanuden el juego más adelante, una vez estén más tranquilo a que continúen con una elevada activación.
- Ten en cuenta los riesgos del multijugador online. La competición y la obtención de una mejor clasificación no tiene por qué conlleva ningún riesgo añadido, sin embargo, a través de este tipo de partidas también se puede establecer contacto con otros jugadores. En sta situación, tus hijos se pueden ver expuestos a hablar con desconocidos. Explícale el riesgo que puede suponer, y la importancia de relacionarse con sus amigos.